Una vida forjada con coraje y determinación: la inquebrantable lucha de Jessenia del Carmen, que le encanta estudiar desde su niñez
Desde niña, Jessenia del Carmen Acevedo Hernández, de 22 años, estudiante del Cuarto Año de Licenciatura en Enfermería Materno Infantil del Centro Universitario “Cornelio Silva Argüello”, se impuso la decisión de estudiar desde sus primeras letras y para ello caminaba diario dos horas entre veredas y cruzando cercas para llegar a la escuela.
Aunque parezca extraño, solo durante el primer semestre del primer grado era llevada por su mamá a la escuela Coquito Número 1, pero ya en el segundo semestre se iba solita, a veces por la carretera, pero los camiones de carga o de las lecheras la pringaban de lodo o los compañeritos de clases le hacían burla y la agredían, por lo que decidió caminar siempre por las veredas y cruzando potreros de las fincas de la zona, pero nunca dejó de ir a clases, aseguró.
Desde niñita disfrutaba ir a la escuela que quedaba a dos horas de distancia de su casa
Esos caminos eran muy peligrosos para que ella caminara solita y a una edad tan tierna, recorriendo mucha distancia por las veredas de la comarca La Pizota, del municipio de Morrito, Río San Juan, Pero no tenía miedo y nunca hubo quien intentara agredirla.
Incluso, fue durante la secundaria, caminando sola durante horas desde la comunidad Cincoyal hacia el Centro Escolar Rubén Darío, cuando las profesoras Zorayda Fabiola Duarte Amador y Yahayra Amador decidieron ayudarle y le propusieron que se quedara viviendo en su casa en esa comarca. Esta propuesta fue aprobada por su mamá Maribel Haydée Hernández, porque al saber que su niña estaría segura, ya no sufría de la angustia diaria, pensando que alguien la agrediera por el camino.
Como Jessenia es muy pequeñita, delgadita, morenita y como siempre caminaba sola, quienes sí la acosaban eran los chavalos de la misma escuela que se burlaban de ella y la agredían, pero, aunque lloraba solita durante el camino o en su cuarto en casa, eso nunca la detuvo en su decisión de estudiar y así terminó la primaria, a los 13 años en el 2015.
Secundaria a distancia
Y no perdió tiempo, porque en el 2016 inició la secundaria a distancia en el Centro Escolar Rubén Darío, de la comunidad de Mayasang, aún más distante de su casa en la comarca La Pizota, pero más cercano de la comunidad El Cincoyal, donde vivía en la casa de la profesora Sorayda Fabiola.
Entonces cada martes por la tarde regresaba de su casa en La Pizota hacia El Cincoyal para asistir a clase el miércoles, día en que se levantaba a las 4:00 de la mañana para abordar el bus que la llevaría al colegio Rubén Darío y regresaba por la tarde a casa. Esa misma rutina la repetía el viernes que nuevamente iba a clase.
Hasta el domingo regresa a la casa de su mamá en La Pizota, para hacer sus tareas y también ayudarle en los oficios del ahogar, hasta regresar nuevamente el martes a El Cincoyal para volver a clase el miércoles.
Fueron otros cinco años duros estudiando la secundaria, pero no se detuvo, sino que continuó por esa senda hacia la universidad
Muy firme, dijo que todo ese duro trajín no la detuvo de su meta. “Así pasé mis cinco años de estudio, hasta que me bachilleré en el 2020”. Y no perdió tiempo, porque en el 2021 inició el estudio de la Licenciatura en Enfermería Materno Infantil en la UNAN-Managua/CUR Chontales.
Y apareció un ángel en su vida
Pero estando en tercer año de secundaria conoció al joven Juan José Medina de 23 años, de quien se enamoró y se hicieron pareja. “Él fue como un ángel en mi vida. Es el pilar de mi vida. Gracias a Dios. Es el único, después de mi madre, que me ha apoyado siempre. El agarró la responsabilidad desde entonces y actualmente es quien me alienta a seguir estudiando y aunque regrese tarde a casa, él no se molesta, sino que me dice que nunca desista de mi meta. Que siempre va a estar conmigo, que quiere verme graduada”.
También las profesoras del CUR Chontales la acompañan en ese camino hacia el futuro
También agradeció el apoyo que ha recibido de las profesoras M.Sc. María Mercedes Zapata Quintanilla, de M.Sc. Carmen Dolores Castrillo Reyes, de la doctora Zenayda Aurora Suárez y la licenciada María Luisa Castilla, quienes, aseguró, han sido un pilar un pilar fundamental en su formación y en su vida, por sus consejos, por exhortarla a no dejarse vencer por las dificultades.
Jessenia del Carmen Acevedo Hernández es un ejemplo que deben seguir todos los jóvenes de Nicaragua. Una muchacha a quien ni la pobreza ni los caminos, por largos que sean, no han sido obstáculos en la búsqueda de un futuro mejor, que lo busca desde que inició el estudio de sus primeras letras. Desde entonces, siendo una niñita disfrutaba ir a la escuela para aprender a leer y escribir y así ha seguido, su vida es estudiar.
Segura de que sólo estudiando puede mejorar las condiciones de vida personales y de su mamá, Jessenia del Carmen instó a los estudiantes, mujeres y varones, que no hay límites en la vida para lograr las metas por las que uno decide luchar.